Los aeropuertos son puntos de entrada y salida del país por el que pasan miles de viajeros cada día. Centros fronterizos ubicados cerca de las grandes ciudades. Uno de los lugares más seguros que existen.
Para entrar en el aeropuerto de Estambul (Turquía) debes pasar un control de seguridad ubicado al lado de las puertas de entrada al edificio. Por este puesto, todas tus maletas pasan por un escáner. El viajero, desprovisto de cualquier objeto metálico, atraviesa un arco de detección.
Acto seguido se encuentran las ventanillas de las compañías aéreas donde realizar el check-in y la facturación de equipajes. Inmediatamente después hay que pasar un segundo control de seguridad. Esta vez, el pasajero y todas sus pertenencias que van a subir a la cabina del avión son revisadas por rallos X.
Terminado este control, el viajero es conducido a un puesto de control de pasaporte. Efectuado directamente por la policía. Allí debes enseñar tu documento identificativo oficial y, si te lo solicitan, el volante que te expidieron cuando entraste en el país.
Este control no es exclusivo para visitantes extranjeros. También los viajeros turcos deben enseñar su D.N.I. en ventanillas destinadas para ellos.
Después de haber pasado 3 o 4 colas, por fin acceder al duty-free que te conduce a las puertas de embarque.
Cualquier medida es poca para garantizar la seguridad de las personas e instalaciones.
La seguridad en los aeropuertos siempre ha sido un aspecto clave, pero se reforzó más aún después de los atentados del 11 de septiembre del 2001, cuando cuatro aviones comerciales secuestrados por terroristas se estrellaron contra las torres gemelas de Nueva York y contra el Pentágono.
Así es la seguridad en los aeropuertos actualmente.
La seguridad en los aeropuertos es diferente.
No es lo mismo trabajar como vigilante de seguridad en un edificio público, cualquiera que hacerlo en un aeropuerto.
Los instructores de Facilities Airport, una empresa española de formación y consultoría en seguridad aeroportuaria, nos dicen que para trabajar en la seguridad de un aeropuerto es necesario tener el certificado AVSEC, el cual se obtiene tras pasar un cursillo impartido por un centro acreditado por la Asociación Española de Seguridad Aeroportuaria (A.E.S.A.), dependiente del ministerio del interior.
La formación de estos profesionales se basa en criterios internacionales fijados por la A.I.T.A. (Asociación Internacional de Tráfico Aéreo) y en nuestro país está especializada en función del trabajo concreto que vaya a realizar.
Entre otras cosas, los vigilantes de seguridad de los aeropuertos se encargan de gestionar los controles de seguridad de pasajeros, de maletas y de vehículos que hay dentro de los aeropuertos.
También vigilan los puntos de entrada a las zonas restringidas. Dependencias a las que solo tiene acceso el personal del aeropuerto o de las compañías aéreas para efectuar su trabajo.
Para entrar a estas zonas, la persona necesita una acreditación exclusiva y personal. Un pase que le permite entrar a estas dependencias y sin el cual el vigilante no permitirá el acceso aunque el individuo vaya vestido con el uniforme de la compañía.
Todo país tiene un Plan Nacional de Seguridad, un plan que queda concretado en el Plan de Seguridad del Aeropuerto. La gestión de este plan es compleja. Requiere la coordinación de los diferentes puntos de control y de los distintos agentes que intervienen en ella.
Tendemos a pensar que los controles de seguridad se limitan a los puntos de control por los que pasamos antes de acceder a las puertas de embarque, pero eso no es así.
Cuando facturamos las maletas también existe un control de equipajes, de manera que se puedan detectar mercancías prohibidas que no pueden entrar en el avión, como productos explosivos o inflamables. Si la seguridad del aeropuerto lo estima oportuno, puede abrir una maleta y requisar el objeto no autorizado.
También se ejerce un control en las áreas de aparcamiento libre o de acceso de vehículos al aeropuerto.
Todo este entramado se dirige y coordina desde una sala de control que se dedica en exclusiva a garantizar la seguridad dentro de las instalaciones.
Los puntos sensibles en los aeropuertos.
AENA, la empresa que se encarga de la gestión de los aeropuertos en España, subraya que la seguridad en las aeronaves comienza con la seguridad en los aeropuertos.
La Guardia Civil, la policía nacional y las policías autonómicas se encargan de la seguridad en determinadas áreas públicas. Si bien, la seguridad en todo el recinto es competencia del aeropuerto.
Ambos dispositivos, el de las fuerzas de seguridad del Estado y el de la seguridad privada del aeropuerto, están coordinados. La seguridad del aeropuerto no puede detener a un ciudadano sospechoso de realizar una actividad delictiva, esto lo debe hacer un agente del orden público; pero tampoco los policías pueden inspeccionar a los pasajeros y a sus equipajes en las áreas internas del aeropuerto que no sean de su competencia.
AENA divide la superficie de los aeropuertos en tres niveles de seguridad:
- Zona pública. Es una zona de libre acceso para trabajadores, pasajeros y visitantes. Suele coincidir con los vestíbulos de entrada y salida del aeropuerto. La seguridad en esta zona no es diferente a la que podemos observar en cualquier espacio público.
- Zona de acceso controlado. Estas son dependencias internas a las que solo pueden acceder los trabajadores del aeropuerto debidamente acreditados. Son por ejemplo las salas de recogida y entrada de equipajes y las diferentes oficinas internas que hay en el aeropuerto, como la torre de control.
- Zona crítica. Llega a representar más de la mitad del aeropuerto. Es la que se conoce como la zona limpia o zona restringida de seguridad. Incluye el duty-free y todos los pasillos y zonas de espera que van a dar a las puertas de embarque y a las pistas de aterrizaje. Para entrar en esta zona, todas las personas (pasajeros, tripulación y trabajadores) han de pasar por un control de seguridad. De la seguridad en la zona crítica se encarga el servicio de seguridad del aeropuerto.
Por tanto, en nuestro país, el control de seguridad de pasajeros se ubica en el pasillo de transición entre la zona pública y la zona crítica.
Para entrar en la zona crítica existe una prohibición expresa de determinados objetos que no pueden entrar en el avión. AENA informa en su página web y en sus mostradores de información cuáles son estos objetos. Los pasajeros pueden interponer reclamaciones en estos mostradores si valoran que alguna de sus pertenencias ha sido retenida injustamente.
Plan de autoprotección de los aeropuertos.
Los aeropuertos cuentan además con un plan de autoprotección propio. Un documento que regula los protocolos de actuación en caso de emergencia. Se encuentra dentro del ámbito de la Avsaf (Aviation Safety), una iniciativa coordinada de la dirección del aeropuerto y de las empresas que realizan su actividad dentro de las instalaciones. Las líneas maestras de este plan, por así llamarlas, están marcadas por la A.E.S.A., si bien cada aeropuerto es autónomo para gestionar este plan.
Para empezar, hay que partir de que los aeropuertos tienen sus propios medios para abordar situaciones de emergencia. Es decir, disponen de bomberos, médicos, sanitarios, personal de operaciones, etc. que trabajan directamente para el aeropuerto. Para ello deben estar acreditados con un certificado AVSAF.
Como sucede con la seguridad, la gestión de emergencias se puede coordinar con equipos externos que estén próximos a la ubicación del aeropuerto.
Las emergencias en los aeropuertos pueden ser de tres tipos:
- Emergencias aeronáuticas: Son aquellos incidentes que están relacionados con las aeronaves. Como pueden ser los accidentes en el despegue o aterrizaje de un avión, las emergencias médicas a bordo o el secuestro de una aeronave.
- Emergencias no aeronáuticas: Estas se producen en el aeropuerto o en sus inmediaciones y que afectan directamente a las instalaciones. Puede ser un incendio, desastres naturales, una amenaza de bomba o un ataque terrorista.
- Emergencias sanitarias: Hacen referencia a problemas de salud pública que afectan a los pasajeros y/o el personal del aeropuerto, como puede ser una epidemia, una pandemia o un caso de contaminación.
Es importante recalcar la autonomía del aeropuerto para resolver estas situaciones. El aeropuerto cuenta con un gobierno propio como podría ser una universidad y con una dotación de medios autónomos como un ayuntamiento.
El aeropuerto dispone de una completa infraestructura para afrontar situaciones extraordinarias como rutas de evacuación, puntos de reunión seguros, salas de crisis, etc. Al mismo tiempo, para gestionar estos imprevistos, pone en marcha todos sus medios técnicos y humanos para resolver el problema, intentando obstaculizar lo menos posible el tráfico aéreo general.
La gestión de estas situaciones es compleja. Ante todo hay que poner a salvo a los afectados y procurar que no cunda el pánico. Si la situación alcanza proporciones alarmantes puede ponerse bajo la dirección de las autoridades públicas, pero de la seguridad dentro del aeropuerto siempre se encarga la dirección del centro.
Cuando vamos a viajar en avión, tal nivel de seguridad nos puedo parecer desproporcionado, pero es fundamental. Todo ello hace de los aeropuertos uno de los lugares más seguros que existen.