Aunque en muchos países hablemos de bocadillos, la realidad es que muchos de esos manjares no serían catalogados de “bocatas” aquí en España. Por ejemplo, en Estados Unidos se habla de sándwich, y ellos llamarían “sándwich” también a nuestros bocadillos de barra de pan sin hacer distinción de aquellos que hacemos con pan de molde porque, para ellos, son lo mismo. Pero ¿cómo podemos nosotros siquiera pensar de ese modo? Nuestra cultura, y gastronomía, nos deja bien claro que no es lo mismo, ni jamás lo será, comerse un sándwich mixto e incluso un sándwich club que un bocata de calamares o de jamón serrano con aceite de oliva.
De hecho, nuestros bocadillos son tan típicos que alguien los hizo evolucionar para crear una variante más pequeña de los mismos, el montadito, con el único fin de poder probar más de una variedad en comidas, meriendas o cenas.
Tenemos algunos bocadillos que son, para nosotros, clásicos:
- El pepito: un buen filete de ternera frita dentro del pan con mantequilla.
- El serranito: un buen bocadillo de jamón serrano con aceite de oliva virgen extra.
- La catalana: lo mismo que lo anterior pero sin tapar y con tomate rallado o triturado.
- El de calamares: un buen bocata de calamares a la andaluza, o a la romana, con mayonesa.
- Etc.
Aunque obviamente la calidad de ese clásico varía mucho según los ingredientes que usemos. Por ejemplo, ¿es lo mismo usar un aceite de oliva cualquiera comprado en supermercado para el bocata de jamón serrano que usar un buen AOVE? Pues obviamente no. Según Centro de Olivar y Aceite, para un buen bocadillo, el aceite de oliva virgen extra de la variedad picual es perfecto. Pero, ¿y que me decís del jamón? Hay quien dice que usar un ibérico para un bocadillo debería ser delito, y es que el jamón ibérico se saborea mucho más cuando se come solo, sin nada que le acompañe, pero la realidad es que el bocadillo también cambia mucho cuando el jamón tiene un mínimo de calidad. Tal vez no usaría un jamón ibérico de bellota carísimo, pero como dicen en Iberjagus, un buen bocata de jamón ibérico es una seña de identidad que tiene nuestro país y que no encuentras fuera de nuestras fronteras.
El origen del bocadillo
No obstante, nuestro bocata actual proviene de otros muchos más antiguos. Puede que estéis pensando en la Edad Media o en algo similar pero la realidad es que ya en el Antiguo Egipto encontramos vestigios de la existencia del bocadillo. Y es que, obviamente, la idea del “bocadillo” va muy ligada al nacimiento del pan en sí. En otras palabras, donde había pan, había bocadillo.
De hecho, empiezo a pensar que es algo intrínseco de nuestra especie, y es que mi hija de 22 meses, que no ha mordido un bocadillo aún en su vida y adora las patatas fritas como cualquier niño, coge siempre una patata frita e intenta poner sobre esta cualquier otra cosa que haya en la mesa, desde olivas hasta jamón york o pimientos, le da igual lo que sea mientras le guste, y se hace un bocadillo muy creativo con lo que encuentra antes de meterse un buen bocado de todo en la boca.
En España, por cultura, tenemos gran variedad de bocadillos, tanto fríos como calientes, por ejemplo:
- Embutido: el bocadillo de chorizo, jamón, mortadela, fuet, butifarra, salami, queso , etcétera. Así mismo, se conocen los montaditos que suelen ser una variante diminuta del bocadillo. Una variedad muy popular con jamón serrano es el serranito, al que se le añade pimiento verde y un filete de lomo de cerdo o de pollo. Existen cervecerías especializadas en este tipo de bocadillos.
- Carne. Es muy popular el pepito de ternera, uno de los bocadillos más famosos de los bares de España. Se encuentran entre estos bocadillos los famosos montados de lomo. Entre los bocadillos más populares se encuentran los de jamón serrano. En la reputada gastronomía gallega son habituales los bocadillos de carne de cerdo, siendo muy popular el de jamón asado, al que se le puede añadir queso y tomate natural en rodajas, y los de zorza (punta de lomo adobada), lacón y oreja. En la cocina madrileña es muy popular el bocadillo de panceta. Y en la zona de Valladolid, como nos explican desde Charcuredondo, tiene una especialidad con lechazo desmigajado que es una maravilla.
- Pescado: el famoso bocadillo de calamares que puede encontrarse en casi cualquier bar del centro de Madrid así como en toda la costa española. Muy populares son los de caballa con pimiento en el sur de España, o los de bonito con tomate, los de sardinas en aceite o en escabeche. Siendo posible lomo de merluza rebozado y frito en el que se le incluye un poco de mahonesa.
- Verduras, sin llegar a ser un bocadillo en sentido estricto, el Pa amb tomàquet (‘pan con tomate’) tiene variantes con embutidos que se le asemeja. También existen bocadillos para los vegetarianos elaborados con ingredientes como la lechuga o el tomate.
- Huevo, se tiene bajo esta categoría el bocadillo tanto de tortilla francesa como de tortilla de patatas, entre otras variedades de tortilla.
- Chocolate: desde comienzos del siglo XX ha sido popular en la merienda de los jóvenes el bocadillo de chocolate, que mezcla lo salado del pan, con lo dulce del chocolate.
Pero en otros países también tienen sus costumbres. En América, por ejemplo, podemos encontrar los gallos (Costa Rica), las tortas (México) y en los matahambre (Uruguay). Todos sin diferentes entre sí, pero muy similares. Las tortas de México, muy conocidas también aquí en nuestro país, no dejan de ser tortas de maíz rellenas de aguacate, pimiento, carnes, etc. Es decir, que en definición son como un bocadillo el uso aunque no es lo mismo ¿me seguís?
Lógicamente, si hablamos de nutrición, puede que al bocadillo clásico español le falte algo de verdura y le sobre pan, sobre todo cuando los niños de los ochenta nos merendábamos esas “flautas” enormes con mortadela o queso mientras jugábamos en el parque. Pero ¿quién puede renunciar a un buen bocata de vez en cuando?
Eso ahora ya no se ve. A los niños les damos pan de molde, o pan de leche porque es más blandito, y jamón york, que es más suave ¿no? Pues de eso nada, mi hija comerá sus buenos bocatas de jamón serrano y esos vegetales que me hacía mi madre con mayonesa, lechuga y atún. Deliciosos.