El planeta Tierra está sobrecargado. Una simple vuelta por el campo o un vistazo a las cunetas de nuestras carreteras así lo confirma. Después de años y años de producción incontrolada, consumo poco ético e inconsciencia sobre las necesidades y los cuidados de nuestro planeta, el medioambiente clama a gritos un ‘stop’ para regenerarse y, sobre todo, para que tomemos consciencia. Y no es para menos, ya que nuestra salud depende de la salubridad de nuestras aguas, el oxígeno que respiramos lo crean los árboles, las abejas nos aportan el equilibrio necesario que reciben del polen que a su vez proviene de las flores y entre los muchos beneficios de las plantas se encuentran que filtran el agua de la lluvia o que impiden que los ríos se desborden.